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LA CAJA DE SCHRÖDINGER

  • Foto del escritor: Cristina G. Calvo
    Cristina G. Calvo
  • 10 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Esa sensación de estar en un lugar que no nos corresponde, como el gato en la caja de Schrödinger. La realidad no siempre nos da muchas opciones cuando hablamos del descontrolado desarrollo tecnológico que nos encierra en una caja de bits. Nos hace presos al destruir todo a su alrededor.



Mi trabajo comienza con la anécdota del gato que tan famoso hizo al científico cuyo nombre titula esta obra. La historia narra un retorcido experimento para probar una extraña teoría. Cuenta como este Schrödinger introduce un gato vivo en una caja con veneno y un complejo sistema con un 50% de posibilidades de liberar la sustancia mortal. Esto pretendía confirmar que al existir la posibilidad de que el animal hubiera sido expuesto al veneno, hasta que el científico no abriera la caja al pasar el tiempo estipulado el felino estaría vivo y muerto al mismo tiempo... Entiendo que es solo una manera de explicar su teoría, sin embargo, recordé inmediatamente un libro titulado “Mirar” de John Berger, (1980) en el capítulo ¿Por qué miramos a los animales? Dice así:


Los animales mediaban entre el hombre y su origen porque eran al mismo tiempo parecidos y diferentes de él. (…) eran mortales he inmortales. La sangre del animal corría como la sangre humana, pero la especie era imperecedera, y cada león era león, cada buey, buey. Este dualismo, probablemente el primer dualismo existencial, se refleja en el trato que se daba a los animales. Eran sometidos y adorados, alimentados y sacrificados. (p.12)

Esta “primera dualidad del ser humano”, como menciona Berger, siempre me ha parecido algo prioritario en nuestra sociedad, por ello considero que debe de buscarse conscientemente un equilibrio entre nosotros y los animales. En general lo suelo ampliar por supuesto al medio ambiente en general ya que es de aquello de lo que abusamos sin control, sin embargo, como también menciona Berger; “los animales constituían el primer círculo de lo que rodeaba al hombre”


LA CAJA DE SCHRÖDINGER


Volviendo al tema del proyecto debo empezar explicando que esta idea se ha convertido en un círculo de ideas interconectadas durante los últimos dos años. Todo comenzó con la primera búsqueda de información que realicé en 3º. Encontré las escandalosas cifras estimadas de muertes de ratones de laboratorio al día a nivel mundial. Esto me llevó a la lógica conclusión de que absolutamente nadie está libre del uso de los animales en su beneficio. Solo llegando a la extrema decisión de no utilizar ninguna medicina moderna estaríamos libres de necesitar a los animales para obtener más años de vida.


La palabra eutanasia significa etimológicamente "muerte sin dolor", y en sentido aplicativo, "arte de sacrificar o matar animales de forma piadosa, evitando el sufrimiento físico y psíquico". Obviamente, esto no se logra si el animal lucha o presenta síntomas de miedo durante la maniobra empleada, o si recupera el conocimiento después del proceso. Se podría calificar de buen método de eutanasia aquél en el que se alcanza con rapidez el estado de inconsciencia y éste se mantiene hasta el momento de la muerte, es decir, la verdadera eutanasia supone una insensibilización rápida, mantenida hasta que se produzca la muerte. Hospital General Universitario de Valencia, (1990), La Eutanasia en los Animales de Laboratorio. Recuperado de http://www.oc.lm.ehu.es/Fundamentos/Doctorado/cursos/CirExp/019.pdf


Esta rocambolesca ecuación de [muerte = más calidad de vida] es difícil de aceptar como una realidad, creando un verdadero conflicto interno en los seres humanos. Queremos las ventajas de la tecnología que por desgracia en pocas ocasiones mira por conservar nuestros recursos naturales. En los animales podemos escuchar el sufrimiento que provocamos de manera incontrolada y creo, que es justo el control, lo que debemos recuperar.


En los laboratorios, a las ratas y los ratones se les mata en una cámara de dióxido de carbono. Quieren escapar, rasguñan las cajas, pero su registro es muy bajo: no escuchamos sus gritos. Su muerte es imprescindible para el avance de la ciencia y, sin embargo, en muchas notas de Anfibia, biólogos y veterinarios pidieron que no se contara que sacrificaban animales. La cronista Gabriela Larralde se metió de lleno en un tema que aún hoy continúa siendo un tabú. Universidad Nacional de San Martín, ANFIBIA. (2019). Crónicas de relatos de no ficción. Recuperado de http://revistaanfibia.com/cronica/morir-por-la-ciencia/


Muchas veces me he sentido como el gato en la caja que lo encierra. La sensación claustrofóbica de no poder elegir en una realidad que no te gusta sin más opción que esperar o probar el veneno. Hablo de esa sensación que te dice que no debes estar metido en esa caja y debe de haber otra manera de existir. Todo mi discurso se centra en “la Caja”. Se refiere a esta realidad donde nos han colocado sin ofrecernos la más mínima opción a escapar de ella. Este último proyecto engloba a los demás planteando dudas sobre el sistema y la dirección en la que vamos. Toda mi intención es que el espectador piense libremente sobre cierto efecto del desarrollo en todo nuestro entorno y nuestras vidas.

Jamás he pretendido aportar la gran solución a los problemas que como es normal surgen con el paso del tiempo y nuestra continua evolución técnica. Tampoco busco acusar a nadie como cabeza del problema, ya que entiendo que las cosas son más difíciles de lo que parecen y hay realidades como he mencionado antes casi imposibles de cambiar. Por lo que hablando de muchas cosas todas conectan en la frustrante realidad de la caja.



https://cras16.wixsite.com/schrodingersbox



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© 2020 Cristina G. Calvo.

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